Es una contradicción total criticar el adoctrinamiento del Estado mientras predicas el de la religión y hablas de libertad estando de rodillas.
No hay forma más triste de perder la libertad que pensar como esclavo y elegir tu propio sometimiento. Porque cuando te arrodillas por voluntad propia, ya perdiste toda libertad, incluso la libertad de pensamiento.
No, tú no eres libre. La libertad empieza cuando te levantas y empiezas a pensar por ti mismo y entiendes que nadie merece tus rodillas.