Por Ángel Dehesa Christlieb
“No somos un gobierno insensible”
Con esta joyita nos salió Claudia Sheinbaum hoy en la mañana, refiriéndose a la cancelación de la conferencia de prensa en Los Pinos, en la cual nos iban a enseñar las preciosidades que están preparando para el Mundial de Futbol.
Se le hizo “inapropiado” dado lo sucedido en Michoacán y en Sonora...
¿Le aplaudimos o qué?
Señora presidenta, su “sensibilidad” o falta de ella me tiene sin cuidado, sobre todo cuando, inmediatamente después de decir eso, en lugar de rendirnos cuentas, de admitir que, hasta el día de hoy, como usted dice, no hay una “guerra” contra el crimen organizado, no, lo que hoy tenemos es un estado arrodillado y subordinado a los criminales, los cuales lo financian, lo amedrentan y lo tienen en su bolsillo.
¿Cómo creerles que son un “gobierno sensible” cuando entierran evidencias como la del Rancho Izaguirre, cuando ridiculizan los esfuerzos de organizaciones como las madres buscadoras o el dolor de quienes han perdido a sus seres queridos como los LeBaron y tantos otros que se han acercado esperando recibir justicia, no como una dádiva, sino como un derecho?
¿Será que la sensibilidad del régimen que encabeza AMLO y la tiene usted como encargada de despacho se limita a pedir visas para la mamá del Chapo y a decirle a los narcos que los van a acusar con su mamá?
Doña Claudia, poco ayuda a su alegato el hecho de que, inmediatamente después de presumir su exquisita “sensibilidad”, en lugar de pedir perdón a tantas y tantas víctimas del crimen organizado (cuyo número aumenta en el mismo momento en el que escribo esta columna), en lugar de admitir que el país ya se les salió de las manos y anunciar cambios en una “estrategia” que, a todas luces, no está funcionando (bueno, para los narcos sí, lo cual me hace dudar acerca de a quién le sirven usted y sus corifeos) se dedique a regañarnos y a decirnos que tenemos “cero empatía” porque nos atrevemos a expresar nuestro enojo por lo que está pasando, porque nos atrevemos a criticar a su gobierno el cual nosotros, además del narco, financiamos.
Presidenta, váyase ubicando, no somos nosotros quienes tenemos que satisfacerla a usted, no somos nosotros los que tenemos la obligación de dar resultados o plegarnos a sus deseos o a sus conceptos de “moral”, “humanismo” o “sensibilidad”.
No señora, aunque le arda, somos ciudadanos, no porristas y a usted no le corresponde regañarnos
¿Le parece mal que la “oposición”, los medios, los “poderes oscuros”, los “adversarios” o quien sea “usen” las tragedias con “fines políticos” y se adjudica usted misma el deber (que no le corresponde) de “decirnos lo que somos” en cadena nacional?
¿Y si, en lugar de dar lecciones de “sensibilidad”, mejor se ocupan usted y todo su “gabinete de seguridad” de cumplir con su deber y trabajar para que los asesinatos, los campos de exterminio, los secuestros, el derecho de piso, el desabasto de medicinas, las carreteras intransitables, los pueblos tomados por el crimen y demás atrocidades no sean el pan nuestro de cada día?
Es un ganar- ganar- ganar:
1) Usted hace el trabajo para el cual se le paga el cual, aunque su Mesías le diga lo contrario, no incluye adoctrinarnos ni perseguir a quien disiente, sino el garantizar la seguridad de TODOS los mexicanos.
2) Nosotros recuperamos la seguridad y la paz y podemos volver a recorrer NUESTRO (no de MORENA, no del NARCO) país, sin pensar que nos van a dar un balazo o nos va a caer una auditoría si levantamos la voz.
3) A usted le descansa el alma, porque, al no haber crímenes ni impunidad, ya nadie puede hacer “uso político” de ellos.
Lo que sí no le permito y creo que muchos mexicanos estarán conmigo es que nos siga regañando, ni que y evadiendo su responsabilidad tirándole la bolita a los gobiernos anteriores (menos al de AMLO), ni siga escudándose en encuestas piteras (los muertos no opinionan ¿verdad?) ni que nos presuma su sensibilidad mientras, literalmente, nos están matando.