Hoy, en el acto de asunción de un gobierno de derecha que promete “cambios”, estarán sentados Camacho y Áñez, responsables de los dolorosos hechos de Sacaba y Senkata, liberados por una justicia que ha dado la espalda a las víctimas y ha olvidado su sufrimiento. Los familiares de quienes perdieron la vida no tendrán voz ni presencia en esta ceremonia; han sido ignorados y excluidos desde el primer día por quienes hoy se reparten el poder.
Este contexto es aún más preocupante porque el Tribunal Supremo de Justicia no solo adelantó ayer criterio sobre mi situación, sino que en estas pocas semanas ha dejado en total indefensión a las familias de las víctimas, vulnerando la imparcialidad y la presunción de inocencia que exige nuestra Constitución. La verdadera justicia debe ser imparcial, sin privilegios para unos ni persecución para otros. No aceptaremos una justicia manipulada al servicio del poder ni de intereses ajenos al pueblo.
Ante este escenario, reafirmo mi compromiso inquebrantable de seguir luchando con la firmeza y la dignidad que me dio el pueblo boliviano. La lucha por el Estado Plurinacional y la unidad en la diversidad continúa, porque solo así construiremos una patria verdaderamente libre, soberana y para todos.