“Corrupción en la Federación”: el Bernabéu no se calla
El fútbol español ya no necesita enemigos: se basta con sus gestores.
El Bernabéu habló.
Y tronó.
“Corrupción en la Federación.”
No una vez. Varias.
Miles de voces. Una sola idea.
La grada no se calla cuando cree que le roban la verdad.
Penalti a Vinícius.
De libro.
Lamine mete la pierna. No toca balón.
Vinícius va a rematar.
Penalti.
Hasta que el VAR lo cambia.
Una llamada. Una pantalla. Un susurro.
Y de penalti pasamos a falta en ataque.
De la justicia al disparate.
Luego gol de Mbappé.
Y el banderín.
Siempre en la misma dirección.
Fuera de juego, dicen.
Pero el balón venía de Fermín.
De un rival.
Eso limpia toda posición.
Lo sabe cualquiera.
Menos los que parecen vivir de fingir que no.
Dos jugadas. Dos decisiones.
Un mismo perjudicado.
Demasiada coincidencia.
El poder ya vive en la Federación.
Y el tufo se nota.
El órgano de control de los derechos audiovisuales,
aparentemente, repartiendo contratos a dedo
y saltándose su propia normativa.
El Real Madrid preguntó.
A Louzán.
Si sabía algo de esas adjudicaciones.
El presidente solo ha asistido a dos reuniones del órgano que debía presidir.
Dos.
¿Desinterés?
¿O cálculo?
Y entonces apareció Esther Queraltó.
Directora de Contrataciones.
Se cruzó en la respuesta.
Nerviosa.
Me lo cuentan desde dentro.
Horrorizados.
Dicen que tomó la palabra sin turno.
Que interrumpió al presidente.
Que dijo que era “inaudito y sorprendente”.
Que “ya era pasado”.
Y que remató con hielo en la voz:
“Me encantaría saber cuál es la intención del Real Madrid al plantear este tipo de cuestiones, porque alguna intención tiene que haber.”
Esa frase lo resume todo.
El poder que se irrita cuando se le pregunta.
El miedo que censura lo que no puede controlar.
En el campo, parece que no aplican bien el reglamento.
En los despachos, tampoco.
Ni el deportivo. Ni el de contratación.
Queraltó, espejo del poder que sobrevive,
aplicando el Manual Tebasiano.
Tebas censura imágenes.
Ella censura preguntas.
Discípula perfecta.
Porque cuando alguien se molesta por una pregunta,
es que hay algo que no puede explicar.
O algo que prefiere esconder.
“Corrupción en la Federación.”
El Bernabéu lo gritó.
Y aunque no estaba Queraltó para acallarlo,
estaba el Manual de Tebas.
Para omitirlo en la retransmisión.
El Real Madrid ganó.
2-1 en el campo.
Y también ganó en los despachos.
Porque la censura es la derrota con micrófono apagado.