Me comenta alguien que la propuesta estratégica de fondo de Trump es disputarle la primacía a China en un terreno similar. Es decir, deshacerse de los controles de la democracia occidental e instaurar un régimen más centralizado, más autoritario, de la mano de la expansión económica. Aquí mi respuesta: Pues no lo había pensado. No es descabellado. Pero es una carrera riesgosa para Trump. Porque implica cancelar todo un arsenal de controles y cortapisas imbricados de manera muy profunda en el sistema estadounidense. Corre el riesgo de limitarse a la impostación y fracasar en el intento. En cambio, la China de hoy solo es la China. Milenaria. La China que practica la cultura de lo colectivo desde Confucio. Trump en este viaje iría a contrapelo. China va aguas abajo.