La inclusión de Gustavo Petro en la Lista Clinton es parte de una maniobra de Donald Trump para interferir en los asuntos internos de Colombia y debilitar a un gobierno que no se alinea con sus intereses ni con los de la derecha latinoamericana. No existen pruebas, ni financieras ni judiciales, que vinculen a Petro con el narcotráfico. Lo que sí existe es un patrón histórico: cada vez que un gobierno progresista desafía la hegemonía de Estados Unidos surge una sanción, una lista o una acusación.