Todos aquellos a quienes llaman «conspiranoicos» no ofendemos por lo que decimos, sino por lo que representamos: mujeres y hombres libres en un mundo de siervos. Nuestra existencia incomoda porque pone en evidencia las cadenas invisibles del pensamiento único. En esta nueva inquisición mediática, la herejía ya no se quema, se cancela. Y quien se atreve a pensar acerca de lo que otros callan, se convierte en su próximo objetivo.
¡Feliz noche de domingo, Hijos del Cielo!