Cuando llamo a mis directivos un sábado a las 11 de la noche, me cogen el teléfono a la primera.
Siempre busco directivos que atiendan mis llamadas a las 11 de la noche si es que es una situación urgente, pero que no vengan un lunes si tienen que acompañar a su pareja a una ecografía.
Tengo 45.000 empleados entre todas mis empresas. Con los que de verdad interactúo… 20.
A esos, nunca les pregunto si teletrabajan.
Ni si se van al pádel un martes a las 4 de la tarde.
Ni si tienen que faltar un lunes para ir a una ecografía.
¿Políticamente incorrecto? Puede.
Pero cuando llamo a las 11 de la noche contestan a la primera, y eso es responsabilidad.
Cada vez cuesta más encontrar este tipo de personas.
La famosa campana de Gauss se ha estrechado.
Antes veía un 20% con verdadera capacidad de asumir el marrón.
Hoy diría que es un 5%.
¿Qué quiero como directivo?
Quiero un tío como yo.
Que no venga un lunes si tiene una ecografía.
Pero que monte una reunión un miércoles a las 8 de la tarde si hace falta.
Ese nivel de involucración es lo que necesito.
Poder dejar mis compañías en manos de alguien que las mire como si fueran suyas.
Esto es políticamente incorrecto.
Y es lo que pienso.