#QueridaAlmu demostrando porque es tan querida por Lady Muerte
🪶Picotazo|
Es un clavo ardiente de todo el caso por una razón muy concreta y directa: ubica físicamente el punto de conexión entre la Fiscalía madrileña y la Fiscalía General del Estado justo antes de que el famoso ya correo —el de la confesión del fraude fiscal de la pareja de Ayuso— llegara oficialmente al fiscal general del Estado.
Almudena Lastra, fiscal jefe de la Comunidad de Madrid, declaró en el Tribunal Supremo que tuvo conocimiento del contenido del correo un día antes de que el documento llegara formalmente a la Fiscalía General.
Esa afirmación, en apariencia trivial para la inmensa mayoría, destapa una posible irregularidad muy sucia: alguien accedió antes de tiempo a una comunicación judicialmente sensible en un edificio controlado por la Comunidad de Madrid.
La Fiscalía madrileña —cuyo despacho principal, el de Lastra, está en la tercera planta del edificio de General Castaños 1 de Madrid— se encuentra en el mismo inmueble que parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid precisamente, y, por tanto, dentro del circuito interno de justicia de la capital que gobierna Isabel Natividad Díaz Ayuso.
Esa planta, según diversas crónicas judiciales bien avenidas, es la zona de acceso restringido donde trabajan los fiscales de mayor rango de la CAM.
Por tanto, si el correo fue visto o comentado allí antes de su recepción oficial, se abre la sospecha de una filtración o comunicación irregular entre fiscales como juego sucio para interferir contra terceros.
No es solo un dato inmobiliario del directorio del edificio esa tercera planta, es el escenario donde pudo gestarse el “adelanto” de información que ahora se investiga.
La pregunta —“¿En qué planta tiene usted su despacho, Sra. Lastra?”— es una línea de preguntas destinada a probar proximidad física, acceso y cronología afines al despacho de la presidencia y su jefe de gabinete.
Lastra recibió o fue informada dentro de la sede judicial, no por vías externas.
El acceso a ese correo no fue fortuito sino intencionado.
Y, sobre todo, que el conocimiento previo del documento no podía haber sido casual ni inocuo y que estaba intencionado para una maniobra posterior.
De ahí el comentario: “No hay más preguntas, señoría…”
Es la frase clásica de una película de los noventa de juicios que ya ha obtenido la pieza clave: el lugar exacto donde se cruzan la información y la responsabilidad en las instituciones.
Si a Fiscalía madrileña— conoció, habló y actuó sobre un documento antes de su llegada al fiscal general del Estado, se evidenciaría una cadena de favores o presiones entre niveles del Ministerio Público de la CAM.
Y eso pondría en tela de juicio la independencia de la Fiscalía de Madrid en un asunto que afecta directamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a su entorno más próximo como son su jefe de gabinete Miguel Ángel Rodríguez y su propia pareja González Amador que es el objeto principal de toda esta red de telearañas.
Una planta, un despacho, un afín, y toda la arquitectura de la confianza de la CAM tambaleándose.