Política energética: ¿Y si España adoptara el modelo de Texas?
Imaginemos que España adoptara el modelo energético de Texas: mercados abiertos, mínima interferencia política y una rápida expansión de infraestructuras eléctricas. En Texas, el sistema operado por el Electric Reliability Council of Texas (ERCOT) fomenta la competencia entre generadores, priorizando el precio y la eficiencia sobre los mandatos ideológicos. Gracias a este enfoque de “dejar que el mercado decida”, los consumidores en Houston pagan alrededor de $0,16 por kWh, mientras que en Madrid el precio medio supera los €0,27 por kWh (unos $0,29 al cambio). La diferencia es clara: en Texas la electricidad cuesta casi la mitad o mucho menos si tenemos en cuenta que el ciudadano medio de Texas gana más del doble que el español.
En España, al igual que en gran parte de Europa, la obsesión con el CO₂ y los absurdos objetivos climáticos ha disparado los costes energéticos. Los impuestos sobre el carbono, las primas a tecnologías específicas, los subsidios cruzados y los largos procesos burocráticos encarecen artificialmente la electricidad. Esto afecta no solo a las familias, sino también a las empresas, que operan con un coste energético mucho mayor que sus competidores estadounidenses. Mientras tanto, Texas, sin imponer un régimen de carbono obligatorio, permite que el gas fracking, el petróleo, la eólica y la solar compitan libremente. El resultado es un sistema más dinámico, con energía abundante y barata, y con el mayor crecimiento industrial y demográfico de todo Estados Unidos.