El 90% de la gente no puede comprarse un piso.
Pero ningún político habla de eso.
La mayoría de que conozco tiene las mismas preocupaciones: llegar a final de mes, tener un poco de ocio y poder comprarse un piso.
Eso es lo que preocupa al 90% de la gente.
Pero no lo veo reflejado en ningún discurso político.
Hablan de muchas cosas, pero no de garantizar que la gente tenga dónde vivir, ni de que pueda disfrutar de su tiempo libre sin estar ahogada.
Cuidé de mi madre en silla de ruedas durante año y medio sin recibir ni una ayuda.
Por eso, cuando veo 600 asesores cobrando del Estado, me hierve la sangre.
Lo importante puede esperar. Lo urgente no.
Y lo urgente hoy es que la gente no puede pagar su piso ni llenar la nevera sin hacer malabares.
Si los políticos bajaran al barro y escucharan a la gente, entenderían qué hay que arreglar primero.
Pero no lo hacen y por eso el desapego crece.
Porque mientras ellos miran al norte, la gente hace años que va al sur.