Páliza durísima en Argentina. Eso pasa cuando un gobierno vive de narrativas y de vender humo, cuando el ego los domina, se sienten ultra poderosos y todos en el poder se contagian del síndrome de hubris. Era de esperarse. Se olvidan que el poder es para servir y es efímero, y terminan estrellándose con la realidad. Siga sacando la sierra eléctrica, señor Milei.
Al final, lo único que necesita el pueblo son certezas y no más incertidumbres. Ganaron los jubilados, ganaron los padres desesperados, ganaron los que van a un hospital y no tienen ni paracetamol. En eso se resume todo.