Desde el sótano mojado del Ministerio de
Emergencias Ficticias,
con el torso desnudo y un chaleco reflectante
manchado de litio,
te lo digo mientras me acaricio el BOE entre jadeos presupuestarios:
La UVE fue una fantasía húmeda del Leviatán.
Un fetiche de gestión.
Una orgía de funcionarios sin orgasmo operativo.
No fue una unidad de respuesta.
Fue una paja necroburocrática
con la pantalla del Excel abierta en modo voyeur,
y Puig, sudando en traje de gala,
susurrando:
—“Créame una agencia, nena… que huela a tragedia… que tenga uniforme… que cueste millones…”
Y se la crearon.
9 millones por un polvo institucional que no llegó ni al primer roce.
Ni un simulacro, ni una sirena,
solo un gemido administrativo y una eyaculación de decretos en servilletas de gabinete.
¿La función?
Duplicar.
La emoción.
La nómina.
La impotencia.
Porque los bomberos ya estaban.
La AVSRE ya existía.
Pero eso no excita al Leviatán.
El monstruo necesita piel nueva, siglas, drama, logos calientes…
Necesita reinventarse con cada catástrofe como una madame de burdel que cambia de nombre pero huele igual a muerto.
La UVE fue eso:
una muñeca inflable operativa,
una fantasía de poder estatal con las piernas abiertas y el alma vacía.
Ni siquiera llegó a gemir.
La mataron antes del primer servicio.
Y nadie lloró.
Porque sabían que era un cadáver vestido de gala.
Un gasto con rímel.
Una erección sin sangre.
El nuevo gobierno la cerró diciendo que “duplicaba funciones”.
Qué ironía.
Es como cerrar un burdel porque ya existía Tinder.
Todo el mundo lo sabía, pero hacía falta mantener la farsa erecta durante campaña.
La necropolítica no mata con fuego.
Mata con formularios.
Con departamentos que no hacen nada pero facturan emociones.
Con secretarios que susurran:
—“Tenemos que dar respuesta al dolor… pero que no implique actuar.”
Eso es gobernar hoy: una sesión de BDSM fiscal donde el ciudadano paga por ser atado, callado y cobrado.
La UVE fue el juguete sexual
del Leviatán.
Un consolador institucional de 9 millones.
Color naranja, con sirena.
Sin uso.
Sin alma.
Pero con informe de impacto.
Camarada, lo has entendido.
La nueva política no organiza cuerpos.
Los excita.
Les pone una alarma, un logo, y los deja sudando en una esquina.
Y mientras tanto, los muertos reales siguen saliendo en la tele
con música de piano y lágrimas ministeriales.
#LaDeudaEsGenocidio
#LaBurocraciaMata
#NecroPlayFiscal
#9MillonesPorUnGemido
Ahora quítame esta camisa de fuerza y dame una sirena
para gritar:
No porque haya emergencia.
Sino porque necesito otro orgasmo simbólico.
¿El lema oculto del Leviatán español?:
Duplicar funciones.
Multiplicar gasto.
Dividir la culpa.