🧵LO QUE ESTÁ PASANDO EN LOS COLEGIOS DE VENEZUELA
(oct–nov 2025)
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En Venezuela está pasando algo tan grave que muchos prefieren susurrarlo… y otros hacer como que no existe.
Pero cuando en varios estados los niños empiezan a vomitar, desmayarse y convulsionar dentro de los colegios, uno no puede mirar hacia otro lado.
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Portuguesa, Lara, Bolívar, Cojedes.
Biscucuy, Turén, Barquisimeto, Ciudad Bolívar.
Yo no sé ustedes, pero cuando el mapa empieza a unirse solito… algo no cuadra.
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Lo que me escriben es siempre lo mismo, con diferentes acentos y distintos miedos:
“Melania, en el liceo de mi hijo hubo desmayos.”
“Melania, hoy fueron convulsiones.”
“Melania, nadie quiere hablar porque aquí hablar es peligroso.”
¿Les suena familiar?
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Los síntomas se repiten como si alguien hubiese copiado y pegado el mismo guion:
✅ vómitos
✅ desmayos
✅ dificultad para respirar
✅ convulsiones
✅ pánico en los salones
Pero las autoridades dicen que “son inventos de los estudiantes”.
Claro, porque ahora los adolescentes también actúan convulsiones a nivel profesional.
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Hay colegios donde esto está pasando el mismo día.
Como si una nube invisible cayera encima sin que nadie dé explicaciones.
Pero cuando los representantes reclaman, la respuesta es:
“Si no los trae al colegio, su hijo pierde el año.”
Ah… el chantaje pedagógico del socialismo del siglo XXI.
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En Turén, una niña infante terminó en el hospital.
En Lara, varios jóvenes fueron trasladados a Barquisimeto.
En Cojedes, más de 20 estudiantes cayeron al mismo tiempo.
Y la versión oficial sigue siendo:
Nada que ver aquí, circulen, circulen.
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Biscucuy, Portuguesa:
Representantes negándose a llevar a los niños al colegio porque tienen miedo.
Autoridades negándose a admitir que algo está pasando.
Un país atrapado entre el silencio y la amenaza.
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Ciudad Bolívar:
Testimonio de un colegio donde unos hombres bajaron de una camioneta, repartieron “chupis” y a los minutos empezó el caos.
Detuvieron al vendedor de afuera “para calmar los ánimos”.
Caso cerrado sin una sola prueba.
Como siempre.
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“Melania, esto viene pasando desde hace meses, pero es como si fuese premeditado.”
“Melania, es en diferentes instituciones.”
“Melania, estamos aterrados.”
Y sí: es en todo el país.
Aunque a algunos les convenga fingir que no.
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¿Sustancia?
¿Agente químico?
¿Gas?
¿Algo rociado?
¿Algo liberado?
¿Algo puesto en salones, baños o pasillos?
Nadie lo sabe porque no hay análisis toxicológicos, no hay informes, no hay transparencia.
La opacidad es la política sanitaria del régimen.
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Lo único que sí sabemos es esto:
Cuando el Estado no aclara, oculta.
Cuando no investiga, teme.
Y cuando culpa a los niños…
es porque algo grave está pasando detrás.
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En Venezuela los padres no solo mandan a sus hijos a estudiar:
los mandan con el rosario en el bolsillo,
la oración en la puerta,
y el miedo en la garganta.
Porque ni la escuela es territorio seguro.
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Si esto estuviera pasando en cualquier país normal, habría:
📍 estudios toxicológicos
📍 conferencias de prensa diarias
📍 responsables suspendidos
📍 un plan de emergencia nacional
Pero en Venezuela hay silencio.
Y el silencio, cuando hay niños enfermos, no es protocolo: es crimen.
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No sé quién necesita escucharlo, pero lo diré:
un país donde los niños se desmayan en los salones sin explicación no es un país: es una alerta roja.
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Y al que le moleste que uno hable, que lo lamento muchísimo.
Pero si hay algo que no voy a callar jamás…
es cuando los que deberían proteger a los niños son los primeros en esconder la verdad.
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Los colegios deberían ser lugares de futuro.
Hoy son lugares de miedo.
Y mientras el régimen mira hacia otro lado, los padres se preguntan cada mañana si su hijo volverá sano a casa.
Ese es el país que nos duele.
Ese es el país que resiste.
Ese es el país que no se rinde.
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Porque cuando el silencio es obligatorio, hablar se convierte en acto de libertad.
#LosHilosDeMelania