Lo sinvergüenza que hay que ser para criminalizar a ancianos que llevan toda la vida trabajando y no a los rentistas y/o propietarios que ponen los precios a esos pisos compartidos o a los jefes que imponen condiciones laborales indignas. Qué miseria moral, de verdad
Colas de jubilados para viajar con el IMSERSO por cuatro duros, costeado por los nietos que comparten piso y sobreviven a base de macarrones