Usted piensa que luchar contra una dictadura es invadir un país.
Yo luche contra el estado de sitio, el frente nacional y la gobernanza paramilitar de la que eres heredero, sin pedir jamás una invasión. Miles de mis compañeros y compañeras políticas fueron asesinados, yo fui torturado como otros tantos miles. Solo el pueblo derrota las dictaduras. Lo demás es reemplazar una dictadura por otra peor.
Jamás espere que le hagamos daño a otro pueblo hermano. El pueblo no es el dictador pero a usted le gusta golpear los pueblos, al parecer le parece bien ver la sangre de los jóvenes derramada en las calles.
La ambigüedad frente a la dictadura venezolana no es neutralidad, es complicidad con la tragedia. América Latina no puede tolerar el silencio frente al fraude, la represión y la destrucción de una nación. Defender la libertad no es opción: es un deber continental.