🧵 En las últimas semanas, varios legisladores y exlegisladores iniciaron, “sorpresivamente”, un coro de críticas contra Taiwán y elogios al régimen comunista chino.
Hablan de una supuesta pérdida de USD 10 mil millones por no comerciar con Pekín.
Pero veamos un poco más allá 👇
Nov 1, 2025 · 12:56 PM UTC
Un completo estudio de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) advierte que un TLC con China continental, rompiendo con Taiwán, tendría un impacto macroeconómico negativo de USD 592 millones anuales.
Se perderían exportaciones a Taiwán por USD 299 millones, cooperación bilateral por USD 225 millones, y recaudación fiscal por USD 220 a 250 millones debido al desarme arancelario.
La industria nacional sería la más afectada: Se estiman cierres de plantas y la pérdida de más de 11.500 empleos directos en sectores como textil, químico y calzado.
El país se primarizaría, volviendo a depender solo de soja y carne.
Las relaciones con Taiwán, establecidas en 1957, han sido una alianza estratégica para el desarrollo nacional. El país asiático ha apoyado proyectos en agricultura, salud, educación y tecnología, además de ofrecer becas, cooperación técnica e inversión.
Paraguay es el único país de Sudamérica con relaciones diplomáticas oficiales con Taiwán, lo que le da un rol clave en la política internacional y el respaldo de una democracia sólida y tecnológica.
Es importante destacar que Taiwán impulsa inversiones en infraestructura, energías renovables e industria, fortaleciendo la economía paraguaya sin imponer condiciones políticas o de endeudamiento, algo que no ocurriría con China comunista.
A China continental solo le interesa una cosa de Paraguay: la ruptura de las relaciones con Taiwán, ya que Paraguay no posee recursos naturales considerados estratégicos por Pekín, ni una oferta agrícola que no encuentre ya en Brasil o Argentina.
La política actual, de defensa de la soberanía y alianza con democracias asiáticas (Taiwán, Japón, Corea, India, Filipinas), le da a Paraguay un perfil internacional independiente y confiable.
Romper con Taiwán implicaría perder un socio que invierte, coopera y comparte valores democráticos, para pasar a ser uno más en la lista de países del “tercer mundo” subordinados a los intereses chinos.





