Es inaceptable que Noel Leal me acuse por WhatsApp, de manera totalmente esquizofrénica o como un total desubicado mental, de que supuestamente quiero asesinarlo.
Resulta indignante cuando fui yo quien planificó paso a paso su salida con vida de Venezuela y su reubicación en condiciones de resguardo y libertad. Todo esto lo hice con el respaldo de
@f_spinelli, quien lo mantuvo económicamente por años en Venezuela y que recientemente corrió con todo el aporte para sacar tres pasaportes por un valor de 811 dólares, su pasaje y de las dos acompañantes que Noel solicitó por un valor aproximado de 7.000 dólares (por lo inmediato de la compra), las maletas que en principio eran nueve y que pedimos reducir por razones logísticas y de seguridad, pagos de Airbnb por casi 5 semanas (cada semana valorada en 1.200 dólares), y el alquiler de un apartamento por un año en la mejor zona de Buenos Aires, contrato que Noel suspendió porque no cumplía con sus exigencias o comodidades, lo que costó una multa de 4.500 dólares por la cancelación y el posterior arriendo con pago adelantado de 7550 dólares de su actual apartamento hasta febrero de 2026.
He sido, durante años, quien más lo defendió política y públicamente; lo promoví como referente intelectual entre mis seguidores y amigos internacionales, aun sin conocerlo a fondo y habiéndolo visto en persona apenas unas tres veces.
Su actitud victimista reciente no es la de un hombre de cincuenta y tres años con la fortaleza y disposición para trabajar: es la de un niño malcriado que llora porque le quitaron la chupeta tras su propio mal comportamiento y su desconsideración hacia quienes le tendimos la mano siempre.
Hoy no puedo continuar apoyándolo como persona. Aunque su discurso pueda sonar correcto, su actitud es la de un acomplejado que se cree merecedor de ser mantenido y complacido a juro con cada uno de sus caprichos.
Tampoco olvidaré que, frente a un testigo, su primera pregunta al verme en Buenos Aires fue: “Aparte de salvarme la vida, ¿para qué carajos me sacaste de Venezuela?”.
Para mí, más allá de cualquier plan político, lo esencial fue salvarle la vida y darle libertad. Su pregunta, sin embargo, solo me confirmó dos cosas: INGRATITUD y SOBERBIA.
Quiero pedir disculpas públicas a
@f_spinelli por haber solicitado su auxilio para ayudar a este sujeto que, en lo online, llegó a despertarme un sentimiento patrio pero de lo que siento me he equivocado; también deseo expresar mi solidaridad infinita con una dama como
@GennyDeBernardo y reconocimiento a su esposo (El Profe Morales), ya fallecido, que durante 11 años entregaron su tiempo a nuestra causa venezolana con entrevistas semanales junto a Noel, y que hoy es atacada injustamente por quienes no comprenden lo que no han vivido. Gente que jamás hizo lo que nosotros nos arriesgamos a hacer de corazón, y de lo que hoy no nos arrepentimos porque así de miserable es batallar contra cada situación en una revolución.
Las comunidades realmente libres no se sostienen sobre la pereza del adulador ni sobre la sangre fría del parásito ideológico. Sócrates enseñó que la verdad se protege con preguntas; Pericles, que la nación se defiende con dignidad; y Aristóteles, que la salud del cuerpo político exige cortar lo que lo corroe. Marx, por ejemplo, con toda su doctrina, solo logró que algunos aprendieran a vivir de la fuerza de otros en vez de aportar virtud.
Su hora no es de martirio sino de un pedigüeño de benefactores. Un síntoma de la decadencia y de la enquistada degradación que arrastran los herederos del oprobio, los que en nombre del cambio preservan los genes del problema político y cultural de Venezuela.
La masa quiere chisme, no razón… y no alimento hienas.
El hombre que actúa desde la convicción no teme el juicio de los curiosos, sino el silencio de su propia conciencia. Yo hablo de mi participación, de mis actos, de la huella que dejé sin pedir aplausos.
Mi lucha incluye hasta a los eternos ingratos.
Libertad o Nada!