¿Cómo pasar de la quejadera al cambio?
Me he hecho mucho esa pregunta, que para mí es un asunto vital. Poco a poco, voy definiendo la respuesta, que comparto a modo de visión personal.
Primero, desconectar de esa mentalidad de que aquí todo está mal, de que todo es una mierda. No es verdad. Hay muchas cosas extraordinarias sucediendo, a pesar de circunstancias muy difíciles. Hay muchas, muchas personas haciendo cosas extraordinarias por sus vidas y por su país.
Segundo, descifrar cómo esos ejemplos pueden emularse o inspirar caminos que se alineen con las creencias y circunstancias personales. A partir de eso, desarrollar proyectos de consciencia.
Tercero, comprender que la trascendencia tiene relación con nuestra capacidad para inspirar y promover cambios positivos en nuestro entorno.
Cuarto, a partir de eso, tener claro el propósito que guía mis acciones, un propósito que debe estar alineado con mis creencias, mis principios y mi corazón.
Quinto, dejar cualquier forma de victimismo. Ponerse a trabajar con rumbo, determinación y disciplina.
Es una síntesis que resume el proceso personal en el que estoy. Poco a poco voy incorporando esta mentalidad a todos los aspectos de mi vida. Ese proceso personal también deberá reflejarse en mis plataformas de redes sociales.
No quiero ser solo un testigo de los problemas, un denunciante, un comunicador, un polemista, un guerrero o un portador de malas noticias. Quiero darle más valor al alcance que tengo.
Quiero ser un agente de cambio porque me importa mi país y lo amo de verdad.
Quiero honrar el legado de mis padres y ser una luz para mis hijos.
Quiero aprovechar mejor mis talentos y mi tiempo.
Quiero aportar con cosas de valor a una sociedad líquida, asustada, bajoneada, profundamente seducida por la frivolidad extrema y la inconsciencia.
PD: Nada de lo expresado tiene que ver con política, por si acaso. No tengo interés en meterme en esos terrenos.
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