TRUMP Y LA NORMALIZACIÓN DE LA CRUELDAD
La derecha trumpista ha normalizado la crueldad. El cierre del gobierno está paralizando el país: funcionarios que no cobran sus nóminas, vuelos suspendios, parques nacionales desatendidos. Ahora el Tribunal Supremo ha permitido suspender temporalmente los cupones de alimentos de los que dependen 41 millones de personas. El objetivo de Trump es recortar el programa de subsidios sanitarios previstos en la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), conocida como Obamacare. Los demócratas intentan evitarlo y por eso no hay un acuerdo que permita volver a abrir el gobierno.
Trump ha ganado las elecciones con el voto de la América profunda. Los fanáticos del rifle y la Biblia, muchas veces pobres, han apoyado la demagogia de Trump, una síntesis delirante de nacionalismo, cristianismo fundamentalista y odio a las minorías. Solo la manipulación mediática y el embrutecimiento de unas masas que jamás abren un libro explican que los sectores menos prósperos de la sociedad confíen en un empresario corrupto y sin otra preocupación que proteger los intereses de las elites.
El mundo avanza hacia el fascismo a una velocidad de vértigo: Trump, Putin, Orban, Milei, Bukele y quizás muy pronto Ayuso (Feijoo es un cadáver político) y Abascal.