Éramos "el amigo facha", "el alumno facha", "el colega de juergas facha", con el que todo era buen rollo, bromas, buenas notas (porque se ponía codos) y desenfado por las opiniones divergentes. Soñábamos cosas distintas, pero queríamos algo mejor para esta tierra y para todos.
Pero eso, supuestamente.
Hasta que nuestras ideas ahora son compartidas por un porcentaje cada vez mayor de población y dejamos de ser lo exótico para ser la tendencia. Ya no hay más saludos, más colegueo y curiosidad intelectual. Nos 'cosifican' para deshumanizarnos, para ir más allá de que nuestra opinión no deba valer a nadie, si no para que se desactive la propia persona y no gocemos del estatus de normalidad que ellos, los sectarios, han gozado toda la vida en ese sistema -político, de pensamiento, de destrucción- en el que ellos han sido hegemónicos.
No los llamábamos enemigos. Pero nos han puesto en el bando contrario al suyo.
Fuerza y honor
@CarlosHQuero ⚒️