En resumen: que ya era fascista.
¿Sois conscientes de que lo que decís solo revela el sectarismo que hay en las facultades de Humanidades y en vuestras cabezas?
Pero es que, además, lo primero que contáis es mentira. Mis ideas eran conocidas por mis compañeros de grupo de investigación y por mi director de tesis. Sin problema. Éramos amigos y compartíamos inquietudes, debates, charlas y lecturas como gente normal. Y esto no era cosa de un día. Que fueron años y años de archivo, clases, seminarios, viajes y cervezas. Con sus piques y sus coñas. Con sus coincidencias y sus distancias. ¿Cómo iba a ser distinto? El ambiente era sano. Cada uno pensaba lo que le daba la gana, como no podía ser de otra forma. Y yo lo respetaba porque eran mis amigos. Eran de los míos y eso vale más que lo que votas, lo que lees o lo que anhelas políticamente. Y esto valía ayer y me sigue valiendo hoy con mis amigos y familia, que pensarán en cada momento lo que les salga de las narices, sea lo que sea, y yo les querré por lo que importa, que es que son mis amigos y mi familia. Lo demás es de ser un loco sectario que aspira a habitar una burbuja.
Cuando combiné la producción académica, al acabar la tesis, con el trabajo de ideas y discurso en el entorno de VOX tampoco hubo problema. Lo sabía mi director y mi entorno y se aceptaba. Como se aceptaba que otros compañeros curraran para Más Madrid y otros fueran del PSOE.
Mi trabajo era muy apreciado y valorado y no iban a renunciar a alguien que sumaba cada año para el grupo puntos como autor de libros, artículos o capítulos de libro y del que se tenía muy buena opinión en la profesión.
¿Cuándo hubo problema? Cuando fue público. Cuando fui candidato. Cuando tenían que sacar la cara por mí. Cuando podía haber presión.
Es el rollo de la amante: te quiero en privado pero te repudio en público.
Entonces lo que era una amistad y colaboración intelectual de casi una década se convirtió en rechazo. Quisieron que me fuera por mi cuenta y no tragué. Esa era mi vida y hasta entonces se me había dado de maravilla. Hasta me lo pusieron por escrito: que era incompatible ser de VOX y miembro del grupo. Y entonces me largaron. Y algunos cercanos trataron de torpedear la publicación de un libro mío de ese año. Y mi director me retiró la palabra. Universidad pública.
El resto de vuestro artículo está plagado de errores e injurias que ni merece la pena contestar.