Yo escribí un libro que se llama Campañas de Color, y ahí hablo justamente de esto:
de un tipo de campaña donde el mensaje es lo más importante, y la forma de contarlo es lo segundo más importante.
Amigos políticos:abandonen los spots carísimos, las frases que nadie diría en voz alta, las producciones con drones, cámaras de cine y quince sombras persiguiendo al candidato para terminar subiendo lo más plano, predecible y sin alma.
La gente no quiere ver políticos actuando,
quiere verlos siendo.
La nueva estética del poder no es la perfección, es la verdad. No es la pose, es la presencia. No es el maquillaje, es la mirada.
A eso le llamo yo Ultrarrealismo: la campaña que se atreve a mostrar lo que los demás editan.