Es irrelevante que esta sapa haya sido elegida o no.
La cuestión es que esta lagarta inmunda está violando de forma masiva y desvergonzada la libertad y la propiedad privada de los ciudadanos productivos, es decir, está violando o conculcando la Ley Natural y debe ser juzgada por sus horrendos crímenes contra la humanidad, de acuerdo con el derecho natural.
Y éste establece dos principios jurídicos básicos que son negados por la ultraputrefacta “justicia” estatal (llamarla justicia es un insulto a la inteligencia):
- uno, la obligación de RESTITUIR la totalidad de los daños causados; y
- dos, la licitud absoluta e ilimitada de la legítima defensa, la cual, por necesidad, nunca puede ser proporcional a la amenaza del agresor sino que siempre tiene que ser mayor y desproporcionada para cumplir su objetivo y evitar ulteriores represalias del agresor.
En el caso de los tiranos, como es esta tal Lagarte, la legítima defensa para evitar que sigan causando daño sólo puede consistir en su ejecución cautelar (recuérdese la fuga de Napoleón de Santa Elena, por no haber sido debidamente ajusticiado), o en su perpetuo aislamiento social cautelar (en una isla más aislada que Santa Elena, donde los satanistas podrán montar su distopía neosocialista entre ellos… si no se matan antes entre sí para ver quién esclavizada quién, siendo todos ellos satanistas y mafiosos que jamás han trabajado honestamente en la economía sirviendo los deseos de los consumidores.
Al negar estos dos principios básicos de la Ley Natural, el mafiæstado destruye y subvierte la justicia, que es sustituida por una pseudo justicia cuyo principal fin es despenalizar los innumerables atentados perpetrados por la envilecida mafia estatal y sus esbirros moralmente degenerados contra los ciudadanos productivos.