La nacionalización del petróleo en Venezuela en 1976 creó PDVSA, que inicialmente impulsó ingresos y producción. Pero bajo Chávez y Maduro, corrupción rampante, ineficiencia y controles políticos hundieron la extracción de 3.5 millones de barriles diarios en 1998 a menos de 500 mil hoy, agravando hiperinflación y éxodo masivo. Muestra que la estatización sin gestión competente genera desastre, no prosperidad.