20 años, juega en una posición nueva y el equipo se cae precisamente cuando el entrenador cambia al chico de sitio.
Esa es la realidad de Arda, pero es más fácil pegarle a él que a otros.
✍️ Anfield mostró la realidad de Arda Güler
El Real Madrid fichó en 2023 a un crack. Nadie lo duda. Tampoco Xabi Alonso, quien ha apostado ciegamente en él desde que pisó Valdebebas. Esto no tapa la realidad: la sensación dentro del club, incluido el propio entrenador, es que no está preparado para manejar al equipo en partidos de altos vuelos.
Contra el Liverpool volvió a verse. Acabó totalmente superado por la fuerza y la velocidad del centro del campo rival. Mientras que en el primer acto intervino con la pelota 41 veces, en el segundo apenas llegó a la 22 (jugó 8 minutos menos). Perdió cuatro veces la posesión, el segundo peor dato de la noche por detrás de Vinicius (5).
Si los blancos pierden el control, algo que pasa demasiado a menudo, Arda decae notablemente. MacAllister o Szoboszlai le mostraron cuál es el nivel medio de la élite europea.
No es culpa suya: es un mediapunta reconvertido que apenas lleva unos meses en su nuevo puesto. La duda radica en si podrá llegar a ser el gran centrocampista que ansía el Real Madrid. Si esa "inversión" de la que habla Alonso tendrá resultado.
Su mejora pasa por muchos puntos: físico, velocidad, toma de decisión, entendimiento de la posición... tiene buena base pero le falta adaptarla a un hábitat diferente dentro del campo. Rompe líneas con facilidad y tiene un manejo de balón exquisito, pero en el centro del campo valen más el control de la situación y la seguridad.
LaLiga seguirá siendo el banco de pruebas y la Champions, el medidor para comprobar si Arda crece o no como jefe del mediocampo. El Manchester City asoma en el horizonte (10/12) como nuevo reto para el turco. Hasta entonces, Arda debe seguir creciendo. Lo bueno es que ha compartido vestuario con un ejemplo evidente en el que fijarse: Luka Modric.