🚨🚨Este tuit refleja valientemente una verdad incòmoda, que solo puede entenderse leyéndolo despacio, sin sectarismos y con una cierta profundidad.
El modelo de sociedad subsidiada que se está creando, màs alla de posibles réditos electorales para sus promotores, al crear masas de electores cautivos, no favorece la riqueza y avance económico del país.
Las ayudas vitalicias desincentivan el acceso al trabajo y favorecen la economía sumergida. En determinados sectores es hoy prácticamente imposible encontrar mano de obra y eso está relacionado con el fenómeno descrito.
El estado debe ayudar a salir a los que tienen una muy mala situación, pero no mantenerlos de por vida, sobre todo si están en edad laboral.
Las ayudas deben ir encaminadas a la reinserción laboral. Hay que enseñar a pescar, no regalar el pescado de por vida.
Ademas, el modelo de ayuda vitalicia, hace que se desatiendan por escasez presupuestaria, las puntuales necesidades de quienes sí producen, que son paradójicamente castigados por el sistema.
En mi casa, mis hijos y yo hemos pasado hambre y os digo yo que el hambre, las llamadas de los bancos y de los proveedores de servicios, privarte de cosas y vivir con lo justo, ayuda bastante a querer romper con eso.
Al que se le da ingresos mínimos vitales y se le cubre las necesidades mínimas, no va a querer prosperar NUNCA. Porque no lo necesita.
Eso tiene que ser temporal, a muy corto plazo y formándose para volver al tejido productivo.
A fondo perdido ni un céntimo.
¿Por qué, por maldad, por insolidaridad? No, porque nosotros, los que aportamos, necesitamos alguna ayuda también. Un alivio, alguna vez. Una beca, alguna vez. Algo. Unos servicios en condiciones cuando los necesitemos, por lo menos. Qué menos.