Bitcoin es el primer protocolo de código abierto que redefine el derecho de propiedad en términos puramente digitales. No se basa en la fuerza, en la confianza en terceros ni en sistemas legales arbitrarios, sino en una verdad matemática verificable: quien posee la clave, posee el valor.
A través de una red distribuida y resistente a la censura, permite almacenar y transferir unidades llamadas bitcoins, sin necesidad de bancos, gobiernos o intermediarios. Estas unidades viven en un registro contable público e inmutable —la blockchain— y solo pueden ser movidas por quien controla las claves privadas correspondientes.
Por primera vez en la historia, la propiedad no depende de la violencia ni del permiso de nadie, sino únicamente del conocimiento: saber es tener.
Bitcoin es, para muchos, la mejor forma de preservar riqueza a lo largo del tiempo y a través de cualquier frontera. Y tú estás vivo en el momento exacto en que esta revolución está ocurriendo.
Tal vez deberías dejar de ignorarla. Porque no se trata solo de dinero, sino de libertad. Y de comprender el mayor avance tecnológico, económico y social que ha presenciado tu generación.