𝐄𝐬𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐨 𝐎𝐜𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐜ó𝐦𝐨 𝐯𝐞𝐧 𝐚 𝐌𝐚𝐫í𝐚 𝐂𝐨𝐫𝐢𝐧𝐚 𝐌𝐚𝐜𝐡𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐖𝐚𝐬𝐡𝐢𝐧𝐠𝐭𝐨𝐧 𝐦𝐞𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐢𝐧𝐢 𝐧𝐨𝐭𝐚 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞.
En 2019, recuerda
@cocando, Washington tenía al régimen venezolano perfectamente mapeado: sus redes financieras, sus operadores, sus alianzas. Lo que no veía con claridad era otra cosa: quién podía hacerse cargo del país si el edificio se venía abajo. Con Juan Guaidó, la percepción era de liderazgo débil, fragmentado, discutido. Eso pesó —y mucho— a la hora de no ir más lejos.
Con
@MariaCorinaYA, dice, la ecuación cambió. En los círculos de poder en Estados Unidos la pregunta sigue siendo la misma —“si esto se cae, ¿quién agarra el toro por los cachos?”—, pero ahora sienten que la respuesta existe. Ven en ella tres claves: arraigo popular, determinación para confrontar al narcorégimen y capacidad de organizar equipos que no solo resistan, sino que gobiernen.
Ocando insiste en un punto incómodo: Estados Unidos no quiere “cargarse un país”. No quiere administrar directamente una transición venezolana. Para tomar decisiones más firmes —más presión, más coordinación, menos ambigüedad— necesitan saber que del otro lado hay alguien capaz de gobernar el desastre. En su lectura, María Corina empieza a ocupar ese lugar.
Añade, además, que en Washington valoran que su liderazgo no sea solo civil, sino que tenga eco en sectores militares hoy silenciosos, pero no necesariamente incondicionales al régimen. Esa combinación —calle, discurso claro y puentes discretos con uniformados— es la que ha hecho que su nombre deje de ser solo el de una opositora más y pase a ser una pieza central en los cálculos estratégicos estadounidenses sobre el futuro de Venezuela.
Sugiero, además, que escuchen el programa completo: ninguna síntesis sustituye lo que se siente al oír a Casto Ocando contar todo esto en su propia voz.🎧
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