"Nos acallaron a gritos, nos persiguieron y nos encarcelaron por luchar contra la guerra, nos señalaron como traidores. Que griten y se enfaden, reconstruiremos el mundo, seguiremos en el combate por la liberación de la humanidad".
Un 10 de noviembre de 1918, Karl Liebknecht, líder revolucionario marxista alemán, proclamaba en el ayuntamiento de Berlín la lucha por la República Socialista Libre de Alemania, dando comienzo a la revolución obrera Espartaquista.
Los obreros alemanes armados y organizados en comités revolucionarios tomaron todas las ciudades importantes de todo el país en los siguientes meses, enfrentándose fusil en mano a paramilitares fascistas (la semilla de las SS nazis) usados por la socialdemocracia para aplastar la revolución, que terminó aupando a Hitler al poder solo por intereses electorales.