EL ESTADO NO EXISTE
El Estado es una entelequia, una ficción jurídica. No tiene entidad ni identidad sino la que le imprimen los seres humanos en un acuerdo al que suelen llamar "contrato social". O sea, un consenso de convivencia entre gente, y gente a la que dicho "contrato" le es impuesto mucho antes que pueda comprenderlo y expresar su consentimiento personal.
El Estado se representa en la voluntad de un burócrata, la cara del funcionario es la cara del estado. Y ése burócrata habla en nombre del estado, la voz de él es la voz del estado.
El Estado no es ni bueno ni malo, los que son malos o buenos son los seres humanos que administran la "rēs pūblica", la cosa pública, aquellos bienes, recursos y postulados que nos son comunes y necesarios para poder convivir en relativa paz y koinonia.
El concepto de Estado no nació para ser "el estado de bienestar", ésa figura se creó porque los burócratas y políticos fueron requiriendo cada vez mayor cantidad de recursos y riquezas. Para ello necesitaron acrecentar cada vez más la cantidad de bolsas que "administrar". Y el estado dejó de ser el emergente de un contrato social para convertirse en el nuevo monarca. Los individuos perdieron soberanía y el Leviatán se convirtió en dueño de sus vidas y sus voluntades. La manada ingresó contenta al corral, ya lo señaló Maquiavelo; "Si los cerdos pudieran votar, el hombre que trae el balde de comida, sería elegido una y otra vez, sin importar cuantos de ellos haya sacrificado antes. Porque el poder no se gana con justicia, ni con mérito, se gana con la ilusión de qué estás alimentando las necesidades más básicas del pueblo. Las masas no eligen con la cabeza. Eligen con hambre, con miedo, con la promesa de una ración..."
Ten presente que el rostro y el carácter del estado, su impronta y voluntad es, siempre, el de una o un grupo de personas. Que aunque la finalidad del estado fuera mejorarte la vida, en realidad quienes lo administran tienen como prioridad de mejorar la vida de ellos... Y trata de no olvidar las caripelas que en algún momento fueron el rostro del Estado nación donde vivimos.