Más allá de Alofoke: el despertar político de una generación
El respeto nos guía, el trabajo en equipo nos impulsa, el liderazgo nos define.
Por Asiaraf Serulle
Hoy quiero abordar un tema que quizá a muchos les sorprenda o incomode, pero creo firmemente que de toda controversia puede surgir algo positivo si se mira con visión constructiva. A veces, las palabras que provocan debate son las que despiertan la reflexión más necesaria para una sociedad.
Durante el fin de semana escuché un comentario de Santiago Matías (Alofoke)
@matiasgarciard, joven influencer dominicano y creador de una de las plataformas mediáticas de mayor alcance en la actualidad. En su reality show transmitido por YouTube,
#LaCasaDeAlofoke2 abordó el tema de la participación de los jóvenes en la política dominicana.
Aunque pueda diferir de algunos de sus comentarios, formas o estilos, reconozco que su reflexión sobre la apatía política juvenil toca una realidad innegable. Y de esa realidad debemos extraer enseñanza y acción.
Matías señaló, con razón, que en las últimas elecciones ha aumentado la abstención, especialmente entre los jóvenes, muchos de los cuales prefieren quedarse en casa, compartir con amigos o desentenderse del proceso democrático. Peor aún, algunos votan sin conciencia por quien “menos malo parece” o por quien les ofrece algo material. También destacó que gran parte de la juventud no conoce siquiera a sus representantes en el Congreso o en su comunidad. Ese desconocimiento refleja un preocupante divorcio entre la ciudadanía joven y la política.
Sin embargo, lo más valioso de su mensaje fue el llamado: los jóvenes deben empoderarse, generar ideas nuevas y aportar con innovación, formación y compromiso. Dijo: “Yo creo en mi país, yo creo en la República Dominicana. Hay que usar los micrófonos para que los jóvenes se involucren, critiquen, aporten y den seguimiento a los políticos para que cumplan lo que prometen.”
Esa frase me motivó a escribir estas líneas. Podemos estar o no de acuerdo con su estilo, pero lo importante es el fondo del mensaje: la juventud dominicana debe asumir un rol activo, consciente y transformador en la vida política y democrática del país.
Necesitamos una generación que no solo critique, sino que proponga. Que no solo reaccione, sino que participe. Una juventud que estudie, se prepare y defienda sus derechos con dignidad y visión. Porque el futuro de esta nación depende de su energía, su inteligencia y su compromiso con los valores democráticos.
La formación política debe comenzar en los hogares, las escuelas, las universidades, las comunidades y los espacios digitales donde hoy se forman opiniones y liderazgos. No basta con votar cada cuatro años: hay que entender por qué se vota, para qué se vota y a quién se le confía el futuro del país.
No se trata de defender personas, sino principios. No se trata de seguir modas, sino de construir nación. Porque cuando un joven, sea quien sea, hace un llamado a participar, creer y luchar por la democracia, ese llamado merece ser escuchado, canalizado y acompañado.
La República Dominicana necesita una juventud despierta, consciente y activa. Una juventud que transforme su descontento en acción, su frustración en propuesta y su voz en cambio.
Esa es la verdadera revolución que este país necesita.