Un año más desde el estallido social y siento la responsabilidad de pronunciarme.
Con el tiempo mis reflexiones evolucionan (o no), como es natural en cualquier ser humano.
Pasados 6 años no hay ningún antecedente serio que desvirtúe la tesis de que el estallido se inició espontáneamente, y que fue una movilización ciudadana sin liderazgos políticos.
Durante la movilización hubo manifestaciones pacíficas y violentas. Es mentira que fue un “estallido delictual”, pero sí se cometieron delitos.
No fueron capaces de controlar el orden público sin violar los DDDHH. La prueba son los más de 400 compatriotas que perdieron uno, o dos ojos.
El progresismo ejerció las responsabilidades políticas del Gobierno, lo que fue una correcta decisión y no fue un error.
La política respondió abriendo un proceso constituyente que, independiente de su resultado, fue un camino democrático e institucional que habla bien de nuestro país.
A 6 años tenemos deudas pendientes: reparar a quienes fueron víctimas de violaciones de DDHH, indemnizar a quienes fueron víctimas de la violencia y enfrentar esa sensación de injusticia que a muchos chilenos aún les aqueja con políticas públicas eficientes.
La tesis de la derecha de que hubo responsables internacionales del estallido, que fue solo violencia y, sobre todo, los esfuerzos de la extrema derecha por dividirnos entre “octubristas” y el resto de los chilenos no sirven para NADA.